...he dormido entre 7 y 8 horas.
...le he tomado fotos a la Luna y a Marte.
...he sido como un búho, despierto hasta las altas horas de la noche.
...he estado más distraído que nunca.
Hay noches en que me vuelvo extrañamente activo. Me pongo a organizar mi cuarto para la mudanza a la universidad, otras veces simplemente leo algún libro que no parece a llegar a ninguna conclusión. Luego miro a la ventana y me doy cuenta que está a punto de amanecer. Y claro hay noches en que duermo y sueño muchísimas cosas.
Lo malo es que estoy solo. Hay algunas noches en que me encuentro reposado en la cama y con la mente super activa.
Me pongo a pensar de todo, o acerca de algo en particular.
Pero a veces entro en una fase heurística de análisis de mi propia persona.
Y ahí es cuando la cosa se vuelve en una de tres:
pienso en cosas positivas y me río y me revuelco en la cama con felicidad;
o hago una reflexión sobre mi presencia actual, es decir, sobre porque estoy solo en una cama diseñada para dos personas;
o empiezo a tener una guerra en mi interior, como si mi cuerpo se transformase en una masa cuasi-líquida y mis interiores se retuercen mientras se disparan señales por todos lados en mi cabeza, a punto de explotar.
Y luego mis sueños se vuelven cosas muy raras...
eso lo comentaré en otra entrada.
Mientras tanto, estoy pensando sobre cómo voy a mover unas cajas pesadas que tengo en mi cuarto. Va a ser algo muy complicado...
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